Una vez escuché que, para ganar un partido de tenis, debes pensar en alcanzar objetivos cortos y precisos, y avanzar poco a poco. Por ejemplo, pensar en que tienes que ganar solo los tres próximos puntos. Fácil, ¿no? Está bien que pienses así, porqué el tenis es un deporte en que la mentalidad es clave, y mantener un equilibrio psicológico es algo básico. Si no tienes los cinco sentidos puestos en cada golpe, el partido se puede torcer hasta dar la vuelta al marcador. Una vez conseguido ese pequeño objetivo de tres puntos, fácilmente alcanzable, puedes relajarte y respirar tranquilo: lo has logrado, puedes con todo lo que te propongas. ¿Qué viene ahora, otros tres puntos? ¡Pues a por ellos!
Los humanos funcionamos así: necesitamos sentir que avanzamos, que evolucionamos, que logramos las metas que nos proponemos en la vida. En caso contrario, nos desanimamos y perdemos el impulso más importante para seguir hacia adelante, para lograr nuestros objetivos en la vida: la motivación. Llevado al tema de la escritura, cada capítulo es como una fase a superar en la vida, un objetivo que nos hace avanzar
Quizá te estés preguntando qué tiene que ver esto con crear un índice. ¿Es necesario pensar en el índice de un libro, antes incluso de ponerte con ello? ¿No limita cortarlo en partes que quizá se sienten forzadas y poco naturales? ¿No sería más aconsejable escribir todo, y luego dividirlo?
Tomemos la idea de que es una novela larga y con mucha historia. Un libro de ciencia ficción o fantasía, por ejemplo, que cuenta con un argumento complejo, muchos personajes, y multitud de situaciones de diversa índole. Una vez creado este argumento troncal, la base de la historia, creo conveniente dividirlo cuanto antes, aunque sea a modo de referencia. Tenemos que visualizar la división de la obra como objetivos realizables, para evitar una potencial desmotivación. Como ganar un simple juego en el tenis. Si, por ejemplo, el argumento es tan complejo y profundo que necesitas explayarte para contarlo, puedes comenzar separando la historia en dos o más libros diferenciados, donde contarás diferentes tramas y con un final planificado. ¿Qué cada libro será muy extenso y diverso? Plantéate entonces dividirlo en dos o más partes, también diferenciadas.
Dividirlo en partes solo debe servirnos para concentrarnos en crear cada una por separado, como libros independientes. No plantees la obra como un todo que tienes que terminar pronto para que tenga pleno sentido, puede ser abrumador. Al igual que en el tenis, si comienzas a escribir con el objetivo de terminar cuanto antes la historia (o ganar el partido), es probable que la motivación desaparezca, y no tardes en mandar la pelota fuera del campo una y otra vez. Te preguntarás: ¿Por qué, qué estoy haciendo mal? Es sencillo: para escribir un libro hay un requisito básico: constancia. Mientras seamos constantes, el libro terminará creándose. Si perdemos la motivación que da pie a la constancia, dejaremos de escribir. Ora dos semanas, ora un mes, y al final, nunca regresamos. Lo sé porque me ha ocurrido en más de una ocasión.
¿Cómo hacer para no perder la motivación? Esa es una de las preguntas más peliagudas que pueden hacerse, en cualquier ámbito. Se podría crear un libro entero hablando de la motivación y sus entresijos.
Mi único consejo, teniendo en cuenta que he logrado escribir por entero dos libros de ficción, requiriendo para ello varios años de pura constancia, es marcarse objetivos cortos y realizables. Por ejemplo, llegar a cierto momento de la historia antes de que termine el mes, o finalizar la segunda parte del libro antes de que acabe la primavera. Si consigues tu objetivo, te sentirás inspirado y con posibilidades para enfrentarte a un nuevo reto. Sabrás que puedes con todo lo que te propongas. ¿Qué viene ahora, otro capítulo? ¡Pues a por ello!
Por eso, creo que es conveniente crear un índice en los primeros tramos de la novela, aunque sea abstracto, y partir de él para enfrentarnos a los retos que nos propongamos. Aunque es conveniente matizar estas divisiones: no deben limitarnos ni suponernos barrera alguna. Es importante tomar la división de la obra con cuidado para no perturbar el corazón de la historia que quieres crear. Una inicial separación en capítulos puede ser contraproducente si no los consideras como una guía; no lo tomes como algo invariable.
Por ejemplo, has creado un capítulo sobre lo que ocurre en la casa del protagonista (llamado “Dentro de la casa de Tom”). No obstante, resulta demasiado corto, te gustaría terminarlo un poco después, fuera de su casa, cuando sucede algo que tenga especial relevancia en la historia. En este caso, solo acude al índice, modifica el nombre del capítulo para que tenga un tono más general (algo como “Los delirios de Tom”), y asunto resuelto. Hemos logrado el objetivo inicial, que era finalizar el capítulo, no perdemos la motivación, y no nos hemos limitado en modo alguno: el trascurso de la historia se está planteando tal y como teníamos previsto.
Otra pregunta recurrente es: ¿cuánto debe durar cada capítulo? Esto es más subjetivo, depende de cada novela y del estilo que prefiramos darle. Por ejemplo, hay novelas de ficción en que cada capítulo dura una eternidad, y hay otras en que algunos no duran ni una hoja. Depende de lo que se narre en cada capítulo, del estilo y tono que tenga el libro, y de los gustos de cada escritor.
¿Y debería darse nombre a cada capítulo, o no es necesario? Esto también es subjetivo, aunque yo veo más conveniente nombrarlos, porque son más atractivos y fáciles de recordar, sobre todo si serán pocos capítulos largos. Si vas a darles nombres, ten en cuenta que sean cortos y atractivos, y que expliques, sin entrar a destripar la trama, de qué tratará el capítulo. Es importante que el título entre por los ojos, que lo leas y te digas a ti mismo: “esto suena bien; es breve pero intenso”. Es imprescindible que termines contento con el nombre otorgado, si ni siquiera tú estás convencido de ello, piensa que es muy probable que a la gente no le convenza; replantéate cambiar el nombre. Y asegúrate de que tiene relación con lo que sucede en el capítulo, aunque sea de manera simbólica.
Hasta aquí los consejos que puedo ofrecer respecto a la creación de un índice, el arte de dividir una obra en partes diferenciadas. Como recapitulación, al final es muy subjetivo, cada uno otorga a su propia creación el estilo que desee otorgarle. En base a mi experiencia, estos son los consejos que puedo ofrecer, y espero los tomáis en cuenta y os sean algún día de utilidad.
Recordad: la constancia es el principio más básico a la hora de crear una obra de estas dimensiones. Mientras no temáis dedicar parte de vuestro tiempo a la creación de algo tan personal y a la vez tan demandante, su desarrollo no debería torcerse. Y cuando vea por fin la luz del sol, sentirás que puedes con todo lo que te propongas. ¿Qué vendrá después, más proyectos? ¡Pues a por ellos!