A sabiendas de que la plena comprensión del contexto que tiene de fondo la historia de Hijos de una Edad Perdida puede ser un poco complicada, he creado una serie de conceptos generales que pueden servir de gran utilidad para que el lector pueda recurrir a ellos en caso de precisarlo. Puedes ver la sección anterior aquí.
En esta última sección de la serie, me centraré en aspectos relacionados con la composición de la Nueva Civilización, la sociedad tras la Gran Catástrofe, que estará completamente dividida en dos grandes bloques.
—Regiones Oriental y Occidental: Partiendo desde Dibarusa, la única nación humana superviviente a la Gran Catástrofe, el hombre ha expandido su póstuma civilización a un lado y a otro del mar en que estaban las Islas Dalerias, conocido como el Estrecho de Debares. La Región Oriental, que tiene por capital la bulliciosa Ciudad Melvan, está formada por los asentamientos aéreos y Altos que se expanden al este de las Islas Dalerias. A su vez, la Región Occidental, que tiene por capital la concurrida Ciudad Feleras, conforma los terrenos cubiertos por el hombre hacia el oeste de las islas. Las dos capitales regionales, las Ciudades Melvan y Feleras, han tomando todo el poder administrativo de su respectiva región, arrebatado a Dibarusa, la anciana capital del mundo, que conserva importantes competencias internacionales. La unión de las tres grandes ciudades que forman el núcleo del mundo civilizado se conoce como el Triángulo de Poder.
—Altos de montaña: Aparte de los grandes asentamientos aéreos, los humanos también habitan en las zonas más elevadas de las montañas anexas, donde toman de la tierra los recursos necesarios para subsistir. Aunque en los terrenos elevados la influencia del Mar de Cristal apenas es perceptible, y la cantidad de seimos es reducida, por ley todos los Altos que se habilitan para la explotación y acomodación humana, deben estar protegidos por muros de contención, las amplias murallas perimétricas que impiden el acceso de las criaturas de la niebla al interior. De esta manera, quienes habitan y trabajan en el interior de estos Altos, no corren peligro de ser atacados.
—Soldados de Concordia y de Honor: Además los Soldados de Fe, especializados en vagar por las tierras de La Hondonada, la Orden de los Soldados está compuesta por dos ramas más que se ocupan de velar por el equilibrio en la superficie: los Soldados de Concordia y de Honor. Los Soldados de Concordia son de lejos el cuerpo más común dentro de la Orden. Tienen como misión velar por el orden y la seguridad allá donde el hombre viva en sociedad. Su entrenamiento tiene lugar en los Templos de Concordia, situados en todos los asentamientos aéreos del mundo civilizado. Los soldados de honor, por su parte, son la élite de la Orden, la cúpula de la pirámide, donde solo las personas más capaces y fiables llegan. Encargados de velar por el respeto al Principio de Compensación, el entrenamiento de este cuerpo se da solo en el seno de las capitales regionales, en los dos únicos Templos de Honor existentes en la civilización.
—El Principio de Compensación: Es la ley ancestral por antonomasia en la Nueva Civilización, la razón por la que el Planeta permitió la supervivencia de los habitantes de Dibarusa durante la Gran Catástrofe. Está compuesto por un conjunto de normas que explican métodos para vivir en la mayor armonía posible con el entorno, cuya máxima principal dice así: todo mal que se provoque al Planeta cuando la necesidad lo requiera, debe ser compensado con una acción reparadora de valor similar. Está considerado como una manera de mantener el equilibrio entre el hombre y su entorno, de que el ser humano no llegue al nivel de la Civilización Vetusta, y provoque el estallido del Planeta. Los venerados Soldados de Honor son los encargados de cumplir con lo dictado en el sagrado libro, de asegurar el equilibrio y la armonía entre su especie y el Planeta.
Sin embargo, se rumorea que los Soldados de Honor no son los únicos que velan por el mantenimientos de esta armonía…