Nos apasionan las historias complejas. No solo esas con un argumento sólido y enrevesado, o que te hacen pensar y te dejan con deseos de una secuela -aunque también, por supuesto. Me refiero a esas historias que te hacen querer saber más sobre su mundo, su contexto, su trasfondo, su mitología (o su lore, como se dice ahora). Todo aquello que sirve de envoltorio al argumento, por ser tan profundo e interesante. Los detalles que no son claves para comprender la historia, pero que están ahí, tienen su por qué, y forman parte del imaginario del creador.
¿Hasta qué punto es importante crear un contexto detallado?
Depende de los gustos de cada cual. Mientras la historia sea buena, coherente y esté bien construida, puede no ser necesario. Pero, igual que al crear un relato realista, es preciso ser coherente y adaptarlo bien a la época y cultura en que esté basado el argumento, en una historia de ficción considero que es preciso pensar en todo lo que hay detrás, el mundo en que está basada la trama. Yo personalmente aprecio mucho cuando las obras de ciencia ficción o fantasía (a veces la línea divisoria que separa ambos géneros es casi imperceptible), ofrecen mundos imaginarios y trasfondos históricos donde la única limitación proviene de la imaginación del autor.
No es necesario idear toda una realidad, con sus propias normas y costumbres, y sus sucesos y personajes de relevancia histórica. No se pide crear algo a la altura de la obra magna de Tolkien (hemos de ser sinceros: casi nadie es capaz de algo así). Pero sí considero crucial cuidar bien el trasfondo, darle un toque especial y único que lo haga atractivo, ayuda a la inmersión, y es algo que los fans agradecen. Si la historia de la obra ofrece la posibilidad de crear más novelas o relatos basados en esa mitología, aumentará el interés general por esa creación.
¿Cómo crear un contexto complejo y atractivo?
Es difícil especificar patrones a seguir para crear un buen contexto; no creo que haya reglas para eso. Igual que en toda obra artística de ficción, la imaginación es el único límite impuesto, así que depende de cómo quieras introducirte en ese mundo que has creado. Si eres una persona que gusta -y necesita- de desconectar de su realidad, como un servidor, no te supondrá un problema sumergirte en los mundos emocionantes que viven en tu mente. No es sencillo, pero se siente reconfortante y cautivador. Aquí van algunos consejos para que sea menos duro:
Planifícalo por partes. Por ejemplo, divide entre el contexto histórico y cultural, y entre los diferentes aspectos caracterizan ese mundo. Si hubo un gran suceso en el pasado del que hablarás durante la obra (como la Hégira de Hyperion), dedica un tiempo a plantearlo de forma adecuada; procura que no se te escapen detalles. Si en el proyecto mencionas un organismo de relevancia en ese mundo, dedica un tiempo a explicar su funcionamiento en tu cabeza, a comprender sus objetivos y organización, y sentirlo como si existiera de verdad. Trata de no mezclar temas y tópicos, o crearás un batiburrillo de términos y situaciones que no llegas a concretar, y dejarás cabos sueltos. Todos odiamos esos agujeros de guión que no terminan de ser explicados.
Intenta que lo creado se sienta real, tangible. Que esos sucesos históricos y esos extraños sujetos de los que hablas no se sientan indefinidos, sin forma concreta. Habla de ellos como si fueran parte de nuestro mundo y nuestra realidad, conocidos por todos. Para que la gente se familiarice con ellos.
Diviértete dando forma a tu mundo. Si vas a crear una obra de ciencia ficción o fantasía, es porque te gusta perderte en imaginaciones creadas por otras personas. ¿Por qué no ibas a poder tú crear algo tan único como esos proyectos de referencia? Yo te lo confirmo: puedes. Y se siente más satisfactorio sumergirte en algo tuyo, que en mundos ideados por otras mentes. No hay nada como moldear y manipular nuestro propio entorno imaginario, y perdernos en los infinitos mundos ocultos en lo más profundo de nuestra mente.