¿Quién es Carlos B. Olivares?

El Autor de Hijos de una Edad Perdida
«Busca el camino que te lleve a alcanzar tus mayores deseos»
´Me presentaré con brevedad: mi nombre es Carlos (sorprendente, lo sé), y vengo del centro del pintoresco país llamado España, de un poblado cercano a la capital. Nacido a finales de los ochenta, he vivido todo tipo de experiencias en mi -relativamente- corta existencia. No me considero extraordinario: cualquiera diría lo mismo. Mi peculiaridad, por decirlo así, es que nunca he tenido claro mi futuro, siempre he dado palos de ciego y he seguido caminos de toda clase. Aunque mis objetivos en la vida, mis sueños (múltiples pero realizables), han tenido preferencia, en ocasiones deseo llevar una vida normal, convertirme en una persona más. Y lo intento, de veras que lo intento.
De naturaleza quizá en exceso intranquila e inconformista, he buscado siempre una motivación que me invite a esforzarme y dar lo mejor de mí mismo. Hasta muy avanzada mi vida, no comprendí que aquello que ha estado toda la vida persiguiéndome, como acosándome, era lo que debía hacer: crear historias, que sirvan como legado. Debía hacer algo grande, con potencial para dejar huella. Algo que me hiciera sentir orgulloso.
Siempre tuve la espina clavada de escribir una novela. Desde niño, aunque nunca gocé de la constancia ni la confianza para sacar un proyecto adelante. Me creía incapaz, y dediqué mi tiempo a otros objetivos más concretos, más comunes. Y cierto día, muchos años después de mi último proyecto fallido, la idea de escribir y la motivación regresaron a mí. De qué manera.
Tras haber finalizado una licenciatura en Derecho que no me llenó como esperaba, busqué otros caminos que saciaran mi ansia por convertirme en alguien útil para la sociedad. No lo conseguí, y viajé por el mundo. Volcado, mochila a la espalda, en uno de mis viajes para conocer mejor al planeta y a mi persona, me di de bruces con una idea peculiar para una historia, que prometía ser épica. Debía darla forma, y paralicé mi emocionante aventura en un lejano país, al otro lado del globo. Allí creé las bases de mi gran proyecto, que poco a poco tomó una silueta concreta y estilizada, hasta llegar hoy a lo que califico como Hijos de una Edad Perdida. Mi gran proyecto personal.
Y aquí me hallo ahora, en este peculiar punto de mi existencia. De vuelta en el hogar, dando forma a este gran proyecto mientras lucho por pretender ser una persona normal con proyección de futuro. Una multifaceta que me describe bien: el de una persona con una serie de cualidades que impulsan los actos para perseguir sueños y metas dispares. Porque, al final, todo lo hacemos para perseguir objetivos en la vida, concretos o abstractos; perseguirlos nos hace personas. Quien no tiene metas y no lucha por ellas, estará vacío por dentro de por vida. Vivirá solo para sobrevivir. ¿Qué hay de bueno en eso?´